lunes, 22 de junio de 2015

"La dama del Alba" Obra de teatro

Alumnos: para aquellos que no hayan copiado el PDF en las computadoras, cuando anuncié la lectura de este texto; aquí les dejo la dirección electrónica para que descarguen el texto y lo lean para el 25/06 - Comprobación de lectura -

Botón secundario, aparece el enlace y lo abren en una nueva pestaña- Para descargar texto y tranformar en documento de Word, cliquear en la flecha con el guión debajo y descargar...Suerte con la lectura... Nos vemos en clases.....

https://drive.google.com/file/d/0ByiEE-inF8pqZ0M1ZWZ1dV9tamc/view?usp=sharing

sábado, 20 de junio de 2015

Algo más sobre el cuestionario Proust....

Cuestionario Proust

El llamado Cuestionario Proust recibe su nombre porque al parecer el primer "famoso" que respondió a este listado de preguntas fue el escritor francés Marcel Proust (1871-1922), que lo encontró en un “álbum de confesiones” de su amiga Antoinette, hija del Presidente de la República Félix Fauré. Proust respondió a este cuestionario varias veces en su vida (a los 13, a los 20), siempre con gran entusiasmo. El periodista galo Bernard Pivot utilizó este cuestionario para sus invitados en el programa Apostrophes y el presentador norteamericano James Lipton hizo lo propio en Inside the Actors Studio, atribuyendo erróneamente la paternidad del cuestionario a Proust. Revistas como Vanity Fair lo han empleado para entrevistar a celebridades.

Te animo a ir “descubriendo” lo que valoras y cómo te sientes, al responder a estas 30 preguntas…

1.– ¿Principal rasgo de su carácter?
2.– ¿Qué cualidad aprecia más en un hombre?.
3.– ¿Y en una mujer?
4.– ¿Qué espera de sus amigos?
5.– ¿Su principal defecto?
6.– ¿Su ocupación favorita?
7.– ¿Su ideal de felicidad?
8.– ¿Cuál sería su mayor desgracia?
9.– ¿Qué le gustaría ser?
10.– ¿En qué país desearía vivir?
11.– ¿Su color favorito?
12. – ¿La flor que más le gusta?
13.– ¿El pájaro que prefiere?
14.– ¿Sus autores favoritos en prosa? (optativo -se puede cambiar)
15.– ¿Sus poetas? (se puede cambiar teniendo en cuenta la figura entrevistada)
16.– ¿Un héroe de ficción?
17.– ¿Una heroína?
18.– ¿Su compositor favorito? (ídem)
19.– ¿Su pintor preferido? (Ídem)
20.– ¿Su héroe de la vida real?
21.– ¿Su nombre favorito?
22.– ¿Qué hábito ajeno no soporta?
23.– ¿Qué es lo que más detesta?
24.– ¿Una figura histórica que le ponga mal cuerpo? (optativo- se puede cambiar)
25.– ¿Un hecho de armas que admire? (optativo según personaje)
26.– ¿Qué don de la naturaleza desearía poseer?
27. – ¿Cómo le gustaría morir?
28.– ¿Cuál es el estado más típico de su ánimo?
29.– ¿Qué defectos le inspiran más indulgencia? = perdón
30.– ¿Tiene un lema?

Lecturas a pedido....

Chicos...alumnos!!!! A pedido de algunos que quieren leer algo corto pero entretenido...aquí les dejo una lecturita...

CONTINUIDAD DE LOS PARQUES
Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles.
Arrellanado en su sillón favorito de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lorodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo delalto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbidopor la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se
concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la
cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante,
lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restallaba ella la
sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las
ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamenteatribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.
Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la
puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano. la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de
 terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.